Francia nos mostró en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024, como ya lo había hecho hace 120 años, que el verdadero y más importante protagonista de estas olimpiadas debe ser el arquetipo físico del deportista de alto nivel que se ha acogido en todos los eventos de esta categoría desde Grecia, pero sin distingo de raza, origen, lugar de nacimiento, género, religión, ideología o cualquiera otra consideración de tipo discriminatorio
Escribo esta columna cuando falta sólo un día para que se clausuren los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los JJOO de París quedarán en la memoria de todos como el evento que marcó la diferencia, respecto de todas las olimpiadas que se han celebrado a lo largo de la historia.
En la ceremonia de inauguración, Francia nos recordó no sólo lo que ella misma significa en el contexto de la historia de la democracia y los derechos del hombre, sino también el esfuerzo que ha hecho por hacer realidad esos derechos por los que alguna vez el pueblo francés se manifestó en la Plaza de la Bastilla, así como en el Palacio de Versalles.
El desfile de los 206 países participantes a lo largo del Sena se combinó con varios espectáculos artísticos realizados sobre el cauce y las dos orillas del río, en las que los espectadores pudieron deleitarse bajo la sombra de unas nubes abarrotadas de una lluvia inclemente que, sin embargo, no apaciguó los ánimos de ninguno de los deportistas, ni de los artistas invitados.
El espectáculo estuvo dividido en varias estaciones en las que cada artista representaba una escena relacionada con aquellos principios que Francia materializó sobre el papel después de la revolución de 1789, y, también, con aquellos otros que los JJOO de París patentó en este evento particular. Encanto, Sincronicidad, Libertad, Igualdad, Fraternidad, Sororidad, Deportividad, Festividad, Oscuridad, Solidaridad y Solemnidad fueron los rótulos de cada capítulo con los que Francia engalanó esta fiesta.
Es claro que París aprovechó la ocasión de esta gala, para insinuarle al mundo que los tiempos cambiaron desde que se oficiaron por primera vez las olimpiadas griegas en el año 776 a.C., y, de allí en adelante, hasta el año 394 d.C.
Han transcurrido 1.630 años desde la última vez en que se celebraron las olimpiadas de la Antigua Grecia. En todo este tiempo cambiaron los hombres, el mundo y las instituciones políticas.
En la Grecia de otros tiempos solamente estaban autorizados para competir en las olimpiadas los ciudadanos libres que fungían como tales. Estaban excluidos todos los que no eran ciudadanos libres, vale decir, los extranjeros, los esclavos, las mujeres y, por supuesto, también, los que no estuvieran entrenados para competir y que no hubieran cumplido con las formalidades y convenciones que se exigían en aquella época.
A medida que el mundo fue avanzando, y las instituciones también, las diferentes minorías que en otros tiempos fueron excluidas de estas olimpiadas empezaron a tener visibilidad y esa discriminación que padecieron siglos antes desapareció. Así, por ejemplo, las mujeres participaron por primera vez en una olimpiada en 1900, el primer ciudadano de origen afroamericano lo hizo en 1904, en París, y si hablamos de discriminación socio económica regional, África participó por primera vez en un evento de esta categoría en 1908, mientras que el primer país latinoamericano que lo hizo fue Argentina en los JJOO de París de 1904. Colombia tuvo un lugar en las olimpiadas de verano de Los Ángeles, hasta 1932.
Como se puede observar, fue Francia, hace más de un siglo, el país que permitió por primera vez la participación en una olimpiada de un deportista de origen afroamericano y un país en vías de desarrollo (Argentina) en una olimpiada.
Pues bien, hoy, 120 años después, Francia vuelve a marcar la diferencia al incorporar, dentro del grupo de deportes olímpicos del evento organizado en su territorio, el breakdance, una modalidad de baile que según el criterio de la Federación Internacional de Baile Deportivo combina la danza, la música y el atletismo, e incluso, añado yo, la gimnasia artística.
El breakdance, además de ser una modalidad de baile, representa uno de los elementos característicos del hip hop (además del DJ, el MC rap, y el grafiti).
En su Tesis de Maestría de Creación Audiovisual, titulada “Gestualidad y Expresión Corporal de la Cultura Hip Hop”, C. Matteo Marcenaro, CEO de Marcenaro Music, sostiene:
“(…) el rap está asociado a los suburbios de las ciudades. El rap es un género musical que nace en las calles (…), los artistas de hip hop buscan comunicar arte y hacerlo visible frente al mundo y la sociedad civil que los margina. En el escenario hip hop no sólo son importantes los cuatro elementos que caracterizan este género musical (…), de igual manera son importantes la vestimenta, la lírica (música y texto), y también, la gestualidad corporal, vale decir, los gestos que se expresan a través de los ojos (mirada), las manos, el cuerpo, las piernas y los pies. La gestualidad y expresiones corporales de los artistas de hip hop reflejan una problemática social, así como una historia y un recorrido musical”.
Francia no podía quedarse atrás como nación líder, comprometida con los ideales revolucionarios del siglo XVIII. La inclusión de los representantes del breakdance (breaking) en esta celebración olímpica es una prueba de ello, así como lo es la inclusión del Equipo Olímpico de Refugiados del COI que participó en estos JJOO de 2024, como ya lo había hecho en otras olimpiadas, a partir del 2016, en representación de las más de 100 millones de personas que integran la población desplazada mundial.
Inicialmente se habían inscrito 76 breakers. B-girl Luma y B-Boy Alvin fueron los representantes mejor clasificados de Colombia, pero no alcanzaron a llegar a la palestra de la Plaza de la Concordia, en París.
En las olimpiadas de breaking femenino participaron 16 breakers, de 11 países así: Países Bajos. China, Estados Unidos, Portugal, Lituania, Francia, Australia, Japón, Italia, Marruecos y Ucrania.
Las finales del breaking para damas tuvieron lugar en la Plaza de la Concordia, el 9 de agosto, y tuvieron el privilegio de contar con la presencia de Snoop Dogg, un rapero reconocido de origen norteamericano. A dicha etapa llegó Talash, la niña representante del Equipo Olímpico de Refugiados. Los jueces tuvieron en cuenta la técnica, la originalidad, el vocabulario (la gestualidad), la ejecución y la musicalidad.
El público visitante y los televidentes pudieron apreciar, durante la ejecución y presentación de cada participante, la música y canciones de artistas conocidos, como “Qué le pasa a Lupita” del cubano Damaso Pérez Prado, entre otras piezas musicales.
En dichas competencias sobresalieron varias niñas breakers: India se destacó por su originalidad, técnica y ejecución. Los equipos más fuertes en términos de breakdance como baile original del género hip hop fueron Japón, Estados Unidos, China y Lituania que, a la postre, fueron los que ocuparon el podio final: Japón (Ami Yuasa) ocupó el primer lugar; Lituania (Dominika Banevic) quedó en segundo lugar y China (Liu Qingyi), en el tercer lugar. Francia sobresalió por su gran dominio del escenario breaking, así como Portugal.
En las competiciones masculinas, que se realizaron el 10 de agosto, el podio final quedó así: Canadá (Phil Wizard) en el primer puesto, Francia (Dany Dann) en el segundo y Estados Unidos (Víctor) en el tercer puesto.
Si a partir de la última olimpiada celebrada en Grecia (donde tuvo su origen la democracia) transcurrieron 1.630 años, en los que el mundo cambió, a partir de la revolución francesa, de 1789 hasta hoy, pasaron 235 años: los necesarios, aunque no los suficientes, para que todos los ideales que se forjaron a partir de dicha revuelta se hayan podido materializar.
Varios pensadores y filósofos modernos consideran este siglo, el XXI, como el mejor de todos los tiempos, precisamente porque todas las minorías que en otros tiempos estuvieron marginadas y aisladas, hoy se dan el lujo de participar activamente de todos los privilegios que concede la condición de ciudadanos libres de pleno derecho.
Francia nos mostró en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024, como ya lo había hecho hace 120 años, que el verdadero y más importante protagonista de estas olimpiadas debe ser el arquetipo físico del deportista de alto nivel que se ha acogido en todos los eventos de esta categoría desde Grecia, pero sin distingo de raza, origen, lugar de nacimiento, género, religión, ideología o cualquiera otra consideración de tipo discriminatorio.
Gracias Francia, por darnos una lección de tolerancia, concordia y fraternidad, en un evento que reunió a millones de visitantes y a un nutrido público televidente de todo el planeta.
Silvia Castillo Medina
La Cajita de Música